Hoy es el último día en Costa Rica. Todo ha salido mejor de lo pensado. Ni una diarrea, ni un problema con el coche, ningún contratiempo…

El tico es alegre por naturaleza, nunca mejor dicho. Siempre que puede te ayuda y mas. Por lo general, desde nuestra experiencia, son gente agradable, simpática, solidaria… Cuando le das las gracias su repuesta: «con mucho gusto»

Costa Rica es un lugar perfecto para viajar con niños o claro sin ellos. Animales, vegetación, volcanes todo muy accesible y prácticamente cero problemas.

En nuestro último día fuimos a San José, con Monica, a hacer las compras que no habíamos hecho en todo el viaje. Deprisa y corriendo gastamos los últimos colones en un mercado en el centro. Después tuvimos un rato para ver el centro. El teatro real, el fortín, etc. Realmente no es lo mejor que se pueda ver en Costa Rica.
Y nada mas, recogimos las cosas, comimos con Monica, gracias por todo, y nos fuimos al aeropuerto. Dejábamos esta tierra muy alegres de cumplir la promesa que le habíamos hecho a los niños, pero con cierta tristeza pues se acababa nuestro rulándo en familia por Costa Rica.

HASTA SIEMPRE Y PURA VIDA!!!

Con alegría de haberlo conocido y con tristeza de no saber cuando volveremos, dejamos Manuel Antonio.
De camino al Poas vimos en un puente varias personas mirando hacia debajo. Paramos para curiosear y la sorpresa fue mayor al ver decenas de cocodrilos en el río Tarcoles. De todos los tamaños. Un paisaje impactante y tenebroso. Algunos habrían sus enormes mandíbulas imponiendo respeto a su alrededor. Los locales contaban que un gringo que había tomado más de la cuenta se había dado un baño en el río y que no han encontrado nada de el.
Continuamos nuestro viaje y por fin llegamos hasta el cráter del volcán, pero desgraciadamente estaba nublado. A pesar de todo el tiempo que nos quedamos no conseguimos ver la parte interior del volcán. Incluso conocimos a Diego un funcionario del volcán que una vez cerrado el parque nos llevo hasta una zona no accesible para que viéramos algo mas. Nos enseño el búnker desde donde recaban datos de la actividad del volcán. Pero esta vez no hubo suerte.
Durante este viaje siempre la suerte nos ha acompasado. Hemos esquivado lluvias y cuando menos lo esperábamos aparecía el animal que andábamos buscando. Pachamama es un crack.
De Poas nos dirigimos al hotel donde empezamos nuestra aventura, y donde acabaremos.
Antes de dormir nos fuimos a unas fiestas en San Antonio de Belen. Aquí las fiestas no son muy diferentes a las nuestras. Con sus chiringuitos, sus cacharros para montar e incluso montan una plaza de toros para hacer una especie de rodeo a la americana.
Mañana se acaba la aventura.

Decidimos repetir Manuel Antonio y esta vez con un guía que Iker y Asier habían conocido el día anterior y querían que nos acompañará. Leonardo es hijo del primer guía que hubo en Manuel Antonio. Siente devoción por su trabajo y así lo transmite al que le acompaña. Una vista de halcón que ve donde todos pasan de largo, consigue despertar a un perezoso con trucos, «que le enseño tarzan»… Con un telescopio y el movil consigue unos primeros planos impresionantes. Perezosos de 2 y 3 dedos, caimanes y cocodrilos, carasblancas juguetones y aulladores precavidos, mapaches y pizotes… Un gran guía que se puede recomendar con garantías. Al igual que Manuel Antonio un parque que a pesar de toda la gente que lo visita, hay que verlo si se esta en Costa Rica. Aquí los animales vienen a ti, no hay que buscarlos.
Acabamos nuestra visita haciendo snorkel en una trampa de tortugas hecha por los indios Quepos 1000 años atrás.

Papá Noel trajo unas camisetas de fútbol de Costa Rica, una tortuga y una visita a El parque Manuel Antonio. Este parque es el más visitado por los turistas y a pesar de los pesares el único preparado para los discapacitados.
Senderos muy anchos permiten el paso de un gran número de personas al mismo tiempo, algo impensable en otros vistos.
A pesar del gran número de visitantes, no deja de tener un tremendo encanto.
Perezosos, tucanes, iguanas, cangrejos rojos, guatusas, monos aulladores y ladrones varios como mapaches y monos capuchinos o cara blancas hacen tu visita muy agradable.
Costa Rica se considera un país muy seguro, pues cuando llegas a este parque no paras de ver robos continuos de comida. Los mapaches y capuchinos asaltan continuamente a los turistas para conseguir una comida rápida.
Desgraciadamente esto está causando un cambio en sus costumbres alimenticias, provocándoles caries, diabetes y enfermedades gastrointestinales.

Nos despedimos de Cahuita y salimos para Manuel Antonio.
La idea era ver el volcán en activo Turrialba, pero el tiempo no acompañó, demasiadas nubes. Lo mismo paso con el Irazu.
Pasamos por Tirrialba y Cartago. ¡Que diferentes son los precios!!!
El camino fue demoledor, atascos, camiones, más de una hora parados por la vuelta ciclisTica, las compras de última hora, niebla densa por la montaña. Y tras 10 horas llegamos a Manuel Antonio destrozados pero contentos. Habíamos cambiado de océano en unas horas y en nochebuena.
Unos baños refrescantes y a cenar langosta y parto rojo. Mañana será otro día, Navidad.

Este es uno de las mejores caminatas que he hecho en mi vida y de ahí el repetirla. Caminando por el parque de Cahuita nos encontramos con: perezosos, monos aulladores y caras blancas, pixotes, mapaches, serpientes, basiliscos, arañas, cangrejos de colores, etc.
Lo único que nos falto es un poco de snorkel pero el mar por esta época no acompaña.
Nos dimos una vuelta por Puerto Viejo el cual había cambiado bastante desde la vez anterior.
De vuelta a Cahuita en la plaza había una fiesta de Navidad donde un papá Noel negro regalaba juguetes a todos los niños.
Cuando ya nos íbamos a dormir vimos un pobre perezoso que se había salido del parque y deambulaba colgado del tendido eléctrico curioseando la fiesta.
Mañana nochebuena mientras todos tomareis vuestro largo aperitivo, cruzaremos del Caribe, Atlántico, al Pacífico.

Nos levantamos y nos fuimos a hacer un tour con una lancha donde vimos garzas, ranas rojas, cocodrilos y una pasada de paisaje.
Y tras un acuerdo Rafa nos llevo a La Pavona donde cogimos nuestro coche para tirar hacia Cahuita.
Cahuita es uno de los lugares que cuando visitas quieres volver.
Tiene una playa de arena blanca, al frente esta el arrecife de coral y por la parte de atrás la selva donde ver una infinidad de animales.