El hotel donde nos alojamos tenía un lago justo en frente completamente congelado. Asier e Iker lanzaron piedras para probar su resistencia y nada.

Tras desayunar nos acercamos a Bryce Canyon, donde pudimos contemplar las formaciones espectaculares que nos había preparado Pachamama, acompañadas de nieve para sorprendernos todavía más.

Nuestra intención hasta este día era tirar más para el norte, pero el tiempo no acompaña en los parques y hay zonas que no están abiertas debido a las nevadas y la falta de inversión del gobierno. Estamos viendo como en las entradas de los parques, prácticamente en todos, no hay personal en respuesta a los recortes y política de Trump en cuestión de parques naturales, dando importancia al muro de Mexico como nos han dicho.

Bueno, tiramos para de The Wave. Para llegar allí, cogimos el peor caminos hasta ahora. Una carretera de tierra con algún socavón nos llevó hasta el punto de comienzo de ruta a The Wave.

En un momento que paramos, pudimos ver tres antílopes. Que corrían y saltaban en su camino.

Comenzamos nuestra ruta, todo el que encontramos nos pregunto por el permiso para visitar The Wave. Parece ser que está limitada su visita a 20 personas diariamente para preservar el lugar.

Entre que no teníamos permiso y que nos perdimos, nos encontramos con unos cañones muy divertidos donde echamos la tarde.

Continuamos el viaje, parando en el Lago Powell. Por la noche llegamos a Monument Valley.

Nos quedamos a dormir en un una zona con cabañas gestionadas por indios navajos. Nuestra cena de nochebuena tenía un rico sabor a indio, pero con cero alcohol. En las reservas indias no está bien visto el consumo de alcohol por haber ocasionado graves problemas en su población.

¡Felices fiestas!