Nuestra cabaña tiene unas vistas a Monument Valley que estamos contemplando al amanecer. ¡Que pasada de despertar en Navidad!
Observamos el valle desayunando y pasando el despertar. Unas formas curiosas sobresalen del terreno para deleitarnos con sus diferentes figuras. Asombroso.
Tras pasar un buen rato de alucinar, finalmente cogimos el coche rumbo a nuestro próximo destino. Antes de marchar nos acercamos al Valle para tener otra perspectiva de el.
Nos fuimos rumbo al cañón del Antilope. Otra maravilla nos esperaba. En este cañón se ha tomado la fotografía más cara del mundo. 6.500.000 de dólares se pagó por ella. Y es que el entorno es de lo más fotogénico que hemos podido contemplar. Cada ángulo, haz de luz, curva, contraste, lo hace diferente. Una maravilla de lugar.
Para poder llegar allí, tienen que llevarte indios navajos en sus camionetas.
Tras la visita hicimos nuestra comida de navidad en un bar típico americano de las películas donde comimos unas de las mejores hamburguesas probadas hasta la fecha.
Por la tarde nos fuimos a ver un local de práctica de tiro, como los parques de bolas. Allí los niños pueden leer cuentos de cómo el abuelo le regalaba un rifle, o se cargaban un elefante en un safari por pisar una sandía. Muy didáctico. Por supuesto tienen su pack de tiro para que vayan practicando.
Quitando esta última parte, ha sido una Navidad muy interesante. O sino la dejamos también.



























