Nos levantamos con destino Carmel by Sea y dormir en Monterey.
Durante el camino, pudimos ver las consecuencias de los incendios en California. Camiones y grúas tratan desesperadamente de limpiar la zona.
Hicimos una parada para comprar algunas cosas para el viaje. En esa parada al lado del supermercado había una armería. Entramos para saciar nuestra curiosidad. Un señor muy amable contrastaba con todos los trofeos de los pobres animales que colgaban de las paredes. En la tienda podías comprar todo tipo de armas, increíble pero cierto. Nos llamo la atención un spray que servía para ahuyentar osos.
Le dijimos que que pena esos pobres animales. Decía que él no cazaba, que solo hacía deporte de tiro a dianas. Bueno.
Decidimos viajar por la costa donde nos esperaban una pasada de acantilados y una pesadilla de curvas. Lo cierto es que fue bonito, pero habría que valorar si vale la pena.
Tras un largo viaje, llegamos a Carmel by Sea, un pueblecito con casas de cuentos infantiles. La visita fue relámpago para llegar cuanto antes a nuestro destino, Monterey.
Después de comer e instalarnos en nuestro motel, nos fuimos a dar un paseo por el puerto. Al acercarnos, nos sorprendió unos ruidos, que se trataban de sonidos que hacen focas y leones marinos. En seguida pudimos ver focas que al verte mueven sus aletas como si trataran de saludarte.
Monterey es un pueblo pesquero donde conviven marineros con focas y leones marinos.
Para acabar el día, nos fuimos a cenar a uno de tantos restaurantes que rodean el puerto. Que mejor que unas ostras y gambas para acabar el día.



















